El voto del que no lee nos tiene como nos tiene
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martes, 17 de octubre de 2017
martes, 10 de octubre de 2017
Asociarse o agruparse, propuesta para dar posibilidad a candidaturas ciudadanas
Las reglas para que ciudadanos obtengan una candidatura para cualquier
cargo de elección popular han sido definidas por los partidos políticos con
criterios que buscan evitar cualquier competencia real que les haga perder su
hegemonía y en consecuencia decenas de miles de millones de pesos que se les
entregan como prerrogativas para actividades electorales y gastos corrientes, o
a través de fracciones parlamentarias estatales o federales.
De esta manera, los candidatos oficiales cuentan no solo con fondos
oficiales destinados a sus campañas políticas, sino con fondos no oficiales
aportados por sus propios compañeros de fracción o indirectamente por la
desviación de recursos destinados originalmente a otros propósitos.
En estas condiciones, en la teoría y en los hechos resulta prácticamente
imposible para cualquier candidatura independiente obtener un triunfo. El caso
extremo para conseguir 866 mil firmas en al menos 17 de las 32 entidades de la
República Mexicana, sin estructura partidista para ello.
A pesar de esto muchas personas que no han logrado el apoyo dentro de su
partido, deciden declararse independientes para competir por puestos de
elección popular. Esto desvirtúa la independencia de dichos ciudadanos, pues si
bien aparentemente lo son en el momento de la competencia, lo cierto es que
durante su militancia partidista tuvieron acceso a fondos y puestos que les
otorgaron suficientes recursos económicos y de exposición ante la opinión
pública para competir con ventaja en relación a otras ciudadanas y ciudadanos
que verdaderamente han participado en política realmente en forma
independiente.
Las personas que no solo quieren
participar en política, sino que quieren hacer política, requieren, sin perder
su independencia ideológica, de plataformas que les permitan recaudar las
firmas necesarias para registrar sus candidaturas, además de exponer
masivamente las ideas y las propuestas de solución para los problemas de su comunidad, municipio,
delegación, entidad federativa o incluso a nivel nacional.
Entre la ciudadanía mexicana existen miles de personas que tienen ideas
claras sobre cómo abatir las marcas mundiales de feminicidios, homicidios y
otros delitos graves que en conjunto integran la generalizada percepción de la
inseguridad nacional.
Hacer de la educación, la cultura
y la sensibilización artística, las herramientas para abatir los índices de
inseguridad, conservar el patrimonio natural, cultural y artístico de la Nación.
Hacer de la lluvia un recurso renovable para que mediante su captación, almacenamiento y
purificación se de abasto a las regiones que por su ubicación geográfica no
tienen acceso a los pozos, ríos y otros afluentes que, como en el caso de la
Ciudad de México, son prolijos para dotar del líquido a la zona poniente, pero
dejan sin dotación a la parte oriente.
Separar el problema de la creciente brecha económica entre sectores de
la población mexicana y el de la pobreza alimentaria que no debe tener lugar en
un país con más de once mil kilómetros de litorales, uno de los primeros
productores mundiales de miel y jalea real, fuente de casi todos los
aminoácidos necesarios para la nutrición humana, de amaranto, nopales, maíz y
chía, suministro de calcio, vitaminas naturales y omega 3, entre otros
productos, que son suficientes para desaparecer la desnutrición.
Dotar a los jueces de equipos de peritos forenses especialistas en
materia de grafoscopía, traducción de lenguas indígenas, documentoscopía y
todos los que fueran necesarios para evitar la corrupción en las sentencias de
los juzgadores y la fabricación de pagadores y falsos culpables, que
constituyen gran parte de la población carcelaria en México.
Y así, para todos los grandes problemas nacionales existen expertos y
especialistas ciudadanos que saben cómo resolverlos, pero no cuentan con la
indispensable fuerza política para convertirlos en proyectos de ley y pasar de
la iniciativa a la realización.
La sociedad civil de candidatos ciudadanos, tiene por objetivos:
- · Transparentar el origen de los recursos que reciban los candidatos ciudadanos para la realización de sus campañas electorales.
- · Recaudar fondos para la realización de las campañas que realicen los candidatos que se integren a la sociedad y repartirlos equitativamente entre sus miembros.
- · Unir fuerzas para la recolección de las firmas necesarias requeridas por ley para registrar candidaturas.
- · Crear medios de información propios para la difusión de las plataformas electorales, programas sociales e iniciativas tendientes a la solución de problemas locales, regionales y nacionales.
- · Contratar, de ser necesario y con los fondos de la propia asociación, los espacios necesarios para difundir las iniciativas y proyectos de desarrollo social de los asociados.
- · Formar consejos de expertos en distintas disciplinas para la revisión de las iniciativas presentadas por los socios de la organización, candidatos ciudadanos en formación o en activo.
- · Capacitar a los candidatos ciudadanos en el manejo de medios y herramientas de comunicación colectiva, técnica legislativa y todas las materias que se requieran para la publicación y difusión de sus propuestas de solución a los más graves problemas de su comunidad, región o la Nación Mexicana.
- · Vincular a los miembros de la Sociedad Civil con las comisiones legislativas correspondientes para que los proyectos de solución a los problemas, se eleven a la categoría de ley, aun cuando los candidatos ciudadanos no obtengan el triunfo electoral.
- · Privilegiar las ideas útiles a la sociedad, sobre los propios candidatos, a fin de que independientemente de los resultados electorales, los proyectos permanezcan.
Las personas interesadas en integrarse a esta sociedad, como miembros de
la mesa directiva o para registrar su candidatura, pueden solicitar informes en
el correo ioninsurgentes@gmail.com
con copia a candidaturas-ciudadanas@googlegroups.com
domingo, 8 de octubre de 2017
MANIFIESTO A LA NACIÓN: Por un México de la dignidad
Alberto Vieyra Gómez,candidato Independiente a la presidencia de México
Compatriotas:
El sistema político mexicano agoniza, vive hoy una abismal crisis que amenaza con estallidos sociales por
la
alarmante ingobernabilidad que campea la nación azteca. El sistema de partidos está agotado, pues la partidocracia ha perdido la confianza y
se ha ganado el repudio ciudadano
a pulso. Esa partidocracia ha ultrajado la dignidad del pueblo de México con gobernantes surgidos de sus
filas que se han revelado como verdaderos delincuentes. La degradación política es histórica. Esa
degradación ha conducido a la prostitución del quehacer político nacional con alianzas contranatura, como
hoy ocurre
entre dos fuerzas antagónicas por naturaleza: PAN-PRD y MC. Los sencillos
habitantes de México saben que es imposible juntar el agua con el aceite, pero en la política mexicana todo es posible cuando se trata de obtener
el poder por el poder. ¿La izquierda se habrá vuelto de
derecha o la derecha
de
izquierda? ¿Se habrán vuelto locos o pensarán que los mexicanos
estamos igual que ellos? La partidocracia nos ha enseñado que la inmunidad conduce a
la impunidad, por lo cual es urgente acabar con los fueros
constitucionales que hacen que los gobernantes
hagan barbaridades en el
poder.
Esa prostituta alianza se ha ganado el repudio popular y ya es llamada “Alianza ciudadana contra México” en la que militan
unos
secuestradores de instituciones que apuestan por
la
parálisis legislativa y del país.
México es testigo de
esa
prostitución política en la que las ideologías que dieron vida a los partidos políticos, figuran hoy en el basurero de la historia.
Ante tal degradación
política se hace urgente oxigenar a un sistema político con
hombres y mujeres surgidos del pueblo, sólo
que esa ponzoñosa partidocracia
ha sido mezquina para que los sencillos habitantes de México puedan postular a cargos de elección popular a ciudadanos sin partido político y sin colas que les pisen. La
ponzoñosa partidocracia quiere seguir ostentando el monopolio del gran poder
político en México y para ello cuenta con el INE que le ha puesto candados y
cerrojos infranqueables para que los ciudadanos candidatos independientes puedan
acceder a los cargos de elección popular ¿Más de 850 mil firmas y contar con una asociación civil, son los requisitos principales que pone el árbitro electoral de México
para
que un ciudadano apartidista pueda competir por la silla presidencial.
Son posiciones mezquinas
y retrogradas de esa clase política.
Ante ello, compatriotas, este humilde átomo de la comunicación,
este
irreverente
periodista que ha sido víctima de incontables amenazas y persecuciones políticas sólo por ser irreverente con el poder público, como ocurrió con Felipe Calderón
cuando por órdenes de la presidencia de la república fui cesado de mi trabajo contando con una antigüedad de 24 años por el solo hecho de criticar su acentuado
alcoholismo que sólo lo equiparaba con el usurpador Victoriano Huerta; hoy imploro
ante
el ultrajado pueblo de México su confianza y su suprema voluntad para convertirme en presidente de todos los mexicanos ricos y pobres con la firme
intención de dignificar el quehacer político del país y hacer de la patria mexicana una nación culta y limpia.
Soy un sencillo
habitante que
vive de
manera modesta como
millones
de compatriotas que viven en viviendas de interés social y con precariedad. Si mis compatriotas me favorecen con su gracia,
seguiré siendo una célula del proletariado nacional en el poder y a vivir en la medianía que caracterizó a Benito Juárez, y haré
que los
groseros sueldos de quienes ostentan el poder se reduzcan a la mitad.
No es posible seguir viviendo en una democracia cara, muy cara e inservible que no se refleja en las mesas, las panzas ni los bolsillos de más de
100 millones de
compatriotas que viven con salarios miserables, con salarios de hambre, mientras que la clase
política se despacha con la cuchara grande. Por tales consideraciones
someto a la consideración de mis
compatriotas el
siguiente decálogo:
1.- En materia política nacional: Me propongo dignificar el
quehacer político de México con la creación de la Universidad Política Nacional y poner
fin
a los fueros
constitucionales de toda la clase política. En mi gobierno, los salarios de la alta burocracia, incluido el del
presidente de la República, jamás van a rebasar los 70 mil pesos mensuales. Los servidores públicos deberán entender
que su tarea obedece a una auténtica vocación de servicio hacia el pueblo y no servirse de él. Los salarios groseros y escandalosos forman parte de una visión corrupta y
distorsionada del
servicio público.
Promoveré las reformas legales de rigor para quitar el financiamiento a partidos políticos y reducir el aparato burocrático electoral.
Esos
recursos serán canalizados a la educación y salud. También crearemos un
fondo acumulativo
para
desastres nacionales, al que tengan acceso hombres
y mujeres honestos y patriotas de la sociedad civil.
Convertiré a la Auditoría Superior de la Federación (ASF)
de
la Cámara de
Diputados en una Auditoría Superior de la Nación (ASN) que esté dotada de autonomía absoluta y disponga capacidad para proponer sanciones severas a funcionarios y servidores públicos corruptos de los tres niveles de gobierno. Propondré
hasta 50 años de cárcel y confiscación de bienes
a los funcionarios que ultrajen la dignidad del pueblo saqueando las arcas del erario público.
Para evitar que empresarios o grupos de la delincuencia organizada financien a
partidos y candidatos subrepticiamente,
el
INE tendrá que crear una unidad
especializada para auditar sistemáticamente sus ingresos y
egresos, así como los
de sus dirigentes. Con un árbitro electoral decente desterraremos los fraudes
electorales.
Eliminaré los 200 diputados plurinominales y reduciré a 64 la cámara alta. Cristiana sepultura dará a los salarios
groseros que perciben los ex presidentes de la
república y sus familias, así como los multimillonarios seguros de gastos médicos y de vida de la aristócrata clase
política. En
México no habrá “lores” ni “sires” ni
“patricios griegos” o “romanos”. Con la
millonada que se llevan los casi 26 mil
zánganos en la administración
pública federal, podremos abrir más escuelas y
centros de salud en toda la república y deberán ser instalaciones a prueba de terremotos.
Sentaremos las bases para que el sistema político mexicano pueda transitar de un ponzoñoso sistema presidencialista hacia
uno parlamentario, en
el
que haya un
presidente de Estado con funciones de representación nacional y preservación de las políticas gubernamentales, que jamás deben cambiar
la orientación popular
e ideológica de su servicio público: la educación, la salud, la ecología y
las fuerzas
armadas. Habrá un jefe de gobierno electo por el pueblo y ratificado por la mayoría
parlamentaria, que se abocará a la administración gubernamental del resto de las funciones
del
Estado mexicano.
Las campañas electorales, incluyendo
a las de presidente de la república, serán solamente de un mes, y solo en las últimas 2 semanas se hará uso de los medios
electrónicos, pero con cargo a los presupuestos de los partidos
políticos y
sin contaminar emocionalmente al
pueblo de México. Habrá cancelación de registro a partidos
políticos que incurran en algún vicio que ultraje la dignidad de los mexicanos
2.- En materia de seguridad: Juntos
pueblo y
gobierno, enfrentaremos al crimen
organizado utilizando tres ejes fundamentales: legalizar el uso ponderado de drogas suaves y duras, según los estándares recomendados
por
la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y
nuestras autoridades sanitarias; combatir el lavado de dinero
procedente del narcotráfico
mediante la
revisión sistemática de ingresos e inversiones de personas
físicas y morales (empresas), especialmente en las
grandes compañías, pues es obvio que son las más idóneas para este tipo de operaciones
ilegales; y la estructuración de un sistema de coordinación contra el narcotráfico con las autoridades locales y la Federación. El Ejército mexicano no
será
utilizado más en labores de policía, sólo será garante de la soberanía nacional
y estará con el pueblo en momentos de desastres naturales. El mando policiaco único sólo operará en coordinación entre autoridades
federales, estatales y
municipales. Acabaré con el México en el que se aplican las leyes
al débil porque
débil nació y también acabar con las escuelas del crimen en que están convertidas
las cárceles del país. Yo no combatiré
al crimen organizado, y
menos por órdenes del “Tio
Sam”, donde existe el mercado más grande de las drogas, estimado por
Hillary Clinton en “más de 40 millones de narcodependientes”. Al
crimen no se le combate, se le controla. Vaciaré las cárceles de inocentes y con los reclusos no
peligrosos que purgan condenas mínimas haré
obra pública para lograr una
verdadera readaptación social. Si hoy existen sólo 4 jueces por cada 100 mil
habitantes, mi gobierno elevará a 10 jueces por cada 100 mil ciudadanos, con el fin de reducir al máximo la impunidad, y cada juez contará cuando menos con una docena de ministerios públicos doctos para evitar
que abogados litigantes
encuentren rendijas y lagunas que pongan en libertad a todo tipo de delincuentes.
3.- En materia educativa: Me propongo hacer
de la patria mexicana una nación
culta poniendo
fin a una catástrofe educativa que también se traduce
en
una catástrofe ortográfica. El Estado mexicano destinará a la
educación pública
por los
menos el 7 por ciento del producto interno bruto (PIB). Este gobierno realizará una campaña intensiva de
alfabetización en toda
la república
para
que los cinco o seis millones de mexicanos que aún se hallan en esa situación se integren a la lectura y la escritura en un periodo no mayor a dos años. Implantaré las bibliotecas itinerantes en el país para que no haya pretexto de no leer, porque no hay para comprar libros.
Se acabarán las aburridas y chocosas tareas para el alumnado nacional, también las repletas mochilas en las que invariablemente va la comida chatarra; y los libros
de
texto gratuito serán conjuntamente para niños y padres de familia; y los horarios
de
clases se reducirán a
4 horas; y el aprendizaje será con base en valores universales y con métodos motivacionales, como la música, el teatro, la poesía, la pintura y demás bellas artes. Habrá una campaña nacional para promover la lectura de libros en medios impresos y electrónicos.
Se recuperará, ampliará y actualizará
la Biblioteca de Clásicos de la
Literatura
Universal, que
en
los años 20
del
siglo pasado editó la Secretaría de Educación Pública (SEP)
cuando estuvo a cargo de
José
Vasconcelos Calderón. En cada escuela pública de nivel primario a
bachillerato se creará una biblioteca estudiantil impresa y electrónica. Y para que la letra
entre, en cada escuela de educación básica se implantará el programa La olla escolar,
con alimentación nutricional.
El gobierno genuinamente representativo del pueblo mexicano promoverá una
reforma a la Constitución para que
las 58 lenguas prehispánicas supervivientes y sus respectivos dialectos (más de 300) sean reconocidos como lenguas oficiales, a fin
de
que las secretarías de
educación federal y
estatales doten de
maestros bilingües a las escuelas donde los mexicanos
que las dominan no tengan ninguna dificultad para ser entendidos. De igual manera, los juzgados del Poder Judicial
de la Federación deberán contar con traductores de estas lenguas para dar la debida
atención a estos conciudadanos.
En mi gobierno se acabará con la apología del crimen y
promoverá una campaña
nacional permanente
para
rescatar las identidades arquitectónicas municipales
y barriales de los casi 3,500
municipios
del
país, con el propósito de embellecerlos y
alentar sus
atractivos turísticos principalmente en los
más de cien
municipios que
ya tienen el estatus
de Pueblos mágicos. Cada municipio mexicano deberá contar
con
un consejo ciudadano consultivo y constructivo para reconstruir sus
monumentos históricos
y artísticos.
4.- En materia de
medio ambiente: Desde el presidente de la
república, pasando por gobernadores, diputados, senadores y demás servidores públicos tendrán que
salir a barrer las calles, igual que aquellas empresas que provocan la mayor
contaminación ambiental con sus
envases que contaminan hasta por 400 años y fomentar la cultura del reciclaje y el regreso a los envases de vidrio, que además de ecológicos, conservan en mejor estado los alimentos. La cruzada por un México
limpio incluye el uso de todos los medios de comunicación para concientizar a los mexicanos
de
que el secreto para una ciudad limpia consiste en no
tirar basura, y no en levantarla. Impondremos impuestos y multas extraordinarias a todos los que contaminen nuestra casa común. En materia de cambio climático, mi gobierno será tajante en la defensa de los ecosistemas y todo aquél ciudadano o empresa que
contamine, tendrá que resarcir el daño. El genuino gobierno
mexicano surgido
del
pueblo se propone también llevar a cabo una cultura del ahorro del agua, cuya escases provoca ya serios conflictos sociales. Los mexicanos tendrán a un presidente de la república que se baña
diariamente con 4 litros de agua. Prohibiremos el uso de mangueras y dispositivos para lavar patios, jardines, autos, etc. Otra de las acciones públicas más inmediatas consistirá en ordenar a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la creación de un programa nacional
hidráulico para construir los sistemas de agua potable y drenaje donde no los hay
y, renovar los que ya existen y están muy viejos. Los drenajes, en el
futuro
dispondrán de doble canalización, una para
enviar aguas negras a almacenes
de potabilización y otra para captar el agua de
lluvias, a fin de que estas pueden ser
almacenadas y enviadas a retroalimentar los mantos freáticos, toda vez que de acuerdo con los
expertos se avecina una severa crisis del líquido vital dulce y los mexicanos deben aprender
a darle un uso racional.
Recurriremos a nuestros científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), etc., con el fin de promover el uso de las tecnologías
alternativas o sustentables para producir la energía a partir
de
la basura y otros métodos, sustituyendo gradualmente el uso de hidrocarburos y otros
elementos
naturales cuyo uso industrial es altamente contaminante.
Estas mismas instituciones públicas se abocarán a elaborar un estudio, un dictamen
y una propuesta de política de Estado para esclarecer el uso de
los organismos
genéticamente modificados, a
fin de que el gobierno pueda
asumir la posición más
acertada en los casos de cultivos que alteren gravemente la ecología nacional y contaminen los productos
alimenticios.
En México, la patria del maíz, ya es suficientemente indeseable que las tortillas, los tamales, los atoles y las gorditas sepan más a olote, cartón o a nada que a la
deliciosa carne de la
planta que los
antiguos mexicanos llamaron centli y
a la
que los mayas atribuyeron la esencia material
del
hombre.
Se prohibirán terminantemente las explotaciones mineras a cielo abierto y se exigirá
a las empresas nacionales y
extranjeras el uso de tecnologías limpias en la extracción
de oro, plata, cobre, etc. También se les impondrán aportaciones fiscales relevantes -por qué no el “quinto real” (20%) que aplicaron los españoles durante
300 años- en lugar
de las cuotas irrisorias que los gobiernos anteriores les aceptaron a cambio de llevarse casi
de
gratis nuestros metales preciosos.
Los llamados camiones chimecos se irán
a la
basura. La
modernización del transporte público se hará con los concesionarios nuevos y ya existentes que
quieran comprometerse con la salud y el medio ambiente de los mexicanos. Por
ello, nuestros
ferrocarriles nacionales de México volverán a rodar en los 29 mil kilómetros de vías férreas que Ernesto Zedillo entregó a empresas transnacionales para las que aún trabajan. Los ferrocarriles volverán a ser el eje del desarrollo
nacional y mis
conciudadanos podrán viajar junto con sus
guajolotes
y sus puerquitos en ese transporte tan seguro y no contaminante.
5.- En materia económica: Como presidente de todos los mexicanos, echaré a andar
todo el aparato productivo nacional para que México vuelva a ser
autosuficiente en la producción alimentaria y para que todo lo hecho en México figure en los mercados internacionales; diversificaré el
comercio con todo el orbe y no miraré solamente al norte. Los empresarios nacionalistas que quieran que estén dispuestos a crear empleos bien
pagados, recibirán estímulos fiscales de mi
gobierno. No habrá tregua contra los hambreadores de México. Impulso sin
precedente recibirá la
creación de cooperativas para que
cualquier mexicano emprendedor pueda vender sus productos a las grandes cadenas de distribución en México y el extranjero; negociaré con los poco más de 100 mexicanos que ostentan el 75% de la riqueza nacional el establecimiento de salarios dignos como la vía más
civilizada para repartir la riqueza nacional y evitar con ello estallidos sociales. Renegociaré la deuda pública interna y externa para que los pagos a acreedores no
ahoguen al pueblo de México.
6.- Política social: Los programas
y campañas asistencialistas contra la pobreza continuarán aplicándose sólo en las regiones y los
sectores
sociales
que
realmente lo requieren por
el nivel
extremo de miseria y marginalidad; no para
comprar votos
e inmovilizar
y mantener
en esta situación a sus destinatarios.
Estos programas
serán acotados
al
mínimo indispensable y serán innecesarios
cuando nuestra economía recupere su capacidad o solvencia interna para ofrecer
empleos bien remunerados. Recordemos que los
ricos
extremos
producen muchos
pobres extremos y que la riqueza bien repartida no genera mendigos
ni necesita de dadivas
de
poder o altruismos sospechosos
y convenencieros como los que ahora practican los monopolios nacionales y extranjeros
para
evadir impuesto y pararse el cuello.
7.- En materia de política exterior:
Mi gobierno se propone volver a la sabia política de Genaro
Estrada e Isidro
Fabela
Alfaro quienes
fueron precursores del
respeto y la libre determinación de los pueblos. México no hará el trabajo sucio a
ninguna nación del
mundo y
por
todos los medios evitaremos los muros que nos
separen de los territorios que pertenecieron a México: 2,544,242 km2, el 62% del
llamado cuerno de la abundancia.
8.- En materia turística: Mi gobierno se propone divulgar en el
extranjero los
grandes valores mexicanos, sus pueblos mágicos, su cultura,
su historia, su
gastronomía, su música y demás
artes que serán el
eje
central en la modernidad educativa. Se acabó la apología del crimen y de los opios televisivos. La industria
de
la radiodifusión tendrá que apegarse
estrictamente a los
principios que
consagran el artículo 5 de la ley federal de radio y televisión que reza que esos medios de comunicación “tienen la función social de contribuir al
fortalecimiento de la integración nacional y el mejoramiento de las formas de convivencia humana.”
9.- En materia de política interior: Me propongo acabar con la ingobernabilidad
y vacíos de poder por no poder de una clase política que ha llevado a la nación a una severa crisis política y ha conformado peligrosas malformaciones sociales.
El quehacer
político es repudiado por la mayoría de los mexicanos que han visto
ultrajada su dignidad con gobernantes que saquean las arcas
de
la nación, de sus estados o que se enriquecen groseramente en el ejercicio del poder público.
Privilegiaré el diálogo y la concertación con las fuerzas políticas del país como eje
rector del desarrollo nacional.
Con las iglesias seré
respetuoso y
daré al César lo
que es del César
y a
dios lo que es
de
dios, no más…
10.- En salud: Haré que, como presidente
de la república, una
revolución. Me
propongo a acabar con la negligencia médica para dignificar a ese sector. Echaré a
andar una cultura de prevención y
combate a las enfermedades crónico
degenerativas; incorporaré al sector salud todos los rubros
de
la medicina alternativa y haré que los hospitales cuenten por lo menos con pomadas para caídas y raspones y que a la población derechohabiente se le atienda hoy, no como ocurre en el ISSSTE, IMS y
Seguro Popular que les programan sus citas
para
dos, tres, cinco o diez meses
más
cuando ya murieron valiosos compatriotas. Pondré fin a la
prisa de los médicos incapaces. Cada diagnóstico que entreguen
a los pacientes tendrá
que ser sin enfermarlos
o atenderlos con despotismo. A un enfermo se le
atiende con humanismo.
Compatriotas, por estas consideraciones quiero ser presidente de todos los mexicanos. Solicito su suprema voluntad para que juntos, pueblo y gobierno,
hagamos patria. Juntos romperemos el monopolio del poder que ostentan familias poderosas que se han adueñado de los partidos políticos en los cuales debería estar organizado políticamente el pueblo de México. Requiero de más de 800 mil
firmas
de
mis compatriotas para acabar con esa delincuencia organizada, lograr primero
la candidatura presidencial independiente y después, ya como presidente de todos los mexicanos, hacer patria para heredar a las nuevas generaciones una república
ética,
como la soñaba el ilustre filosofo de la antigüedad, Platón. Es urgente que surjan en México hombres y mujeres de Estado. ¿Cuáles son esos hombres y mujeres
de Estado? Son aquellos que piensan y
construyen para las nuevas generaciones y no los que piensan en las futuras elecciones.
Respetuosamente, el átomo de la comunicación, Alberto Vieyra
Gómez.
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