Señor Alberto Bailleres.
No tenemos complejos de clase, ni resentimiento alguno contra los empresarios que crean empleos, mejoran el Producto Neto Bruto ni el Producto Neto Neto. Es más admiramos a quienes invierten en el país y estamos seguros que es merecedor de muchos reconocimientos, sin embargo no es la medalla Belisario Domínguez la que corresponde a sus méritos.
No lo es porque Belisario Domínguez fue un legislador que se opuso a reconocer la legitimidad de un usurpador y asesino como lo fue Victoriano Huerta, a tal grado que antes de asesinarlo se dice que le mutilaron la lengua.
No lo es porque la iniciativa de otorgarle a usted la Belisario Domínguez parte de un partido, y particularmente de un senador que se ha distinguido por ignorar la historia de México, por negociar su voto con empresarios, como explícitamente lo dice en relación a las leyes del juego en conversación con Jean Sukar Kuri y como es ampliamente conocido en el mundo de la radio y televisión por haber operado para despojar de sus concesiones a CNI Canal 40 y a José Gutiérrez Vivó, a través de las centrales del PRI que controlan al Sindicato de la Industria de la Radio y Televisión.
Vender premios y reconocimientos es una práctica común en México, pero que la venta la realice el Senado de la República es un oprobio ¿Cuánto le pidieron para promoverlo?. Piénselo bien ¿cuánto le ha costado esta nominación en prebendas indirectas?
¿Cuánto prestigio le costará a su marca Palacio de Hierro si acepta esta medalla?
Seguro usted tiene un legado que cuidar, un prestigio que proteger y herederos a los que honrar. Recibir en estas condiciones la medalla Belisario Domínguez le llenará de oprobio. Es buen momento para rechazarla
